26 de junio
La ex primera dama Sandra Torres y Bernardo Arévalo, de la socialdemocracia, disputarán un balotaje en Guatemala, según una tendencia «prácticamente definitiva» de los comicios presidenciales del domingo, de acuerdo con el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
«Realmente podríamos decir que es una tendencia ya prácticamente definitiva, estamos llegando al 90%» del conteo de votos, dijo este lunes a la madrugada el magistrado del TSE Gabriel Aguilera, nueve horas después del fin de la votación, cuando Torres obtenía 15,12% de los sufragios y Arévalo el 12,20%.
El ganador del balotaje del 20 de agosto reemplazará al presidente de derecha Alejandro Giammattei, quien llega al fin de su mandato con un 76% de desaprobación, según la firma ProDatos.
«Vaya sorpresa que nos dio esta elección presidencial», tuiteó el abogado y analista político Egdar Ortiz Romero al destacar el segundo lugar de Arévalo, quien figuraba en octavo lugar de intención de voto en los sondeos previos.
Los guatemaltecos votaron en un contexto de pobreza, violencia y corrupción para escoger a su próximo presidente entre 22 candidatos, tras una campaña marcada por la exclusión de candidatos y la persecución a la prensa.
Casi 3.500 centros de votación funcionaron durante la jornada del domingo para recibir los sufragios de unos 9,4 millones de ciudadanos habilitados, pero la participación bordeó apenas el 60%, según el TSE, reprodujo la agencia de noticias AFP.
«No es momento de cantar victoria, somos prudentes», dijo Arévalo, hijo del presidente reformista Juan José Arévalo (1945-1951) y candidato del movimiento Semilla.
Sin embargo, «estamos muy agradados por los resultados», añadió el sociólogo de 64 años.
Torres, en cambio, se declaró confiada de ganar en segunda vuelta, aunque perdió los balotajes de 2015 y 2019.
«Con quien sea (el balotaje) vamos a ganar, nosotros estamos encabezando arriba de un 15% ahorita», declaró la exprimera dama de 67 años.
«Estamos listos, prestos y dispuestos para ganar», añadió la candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).
Además, en estos comicios deben ser elegidos 160 diputados, 340 alcaldes y 20 representantes al Parlamento Centroamericano, pero el recuento de estos votos demoraría varia horas más.
Cualquiera que sea el ganador del balotaje, marcará un giro ideológico en el país luego de tres mandatarios de derecha: Otto Pérez (2012-2015), Jimmy Morales (2016-2020) y Giammattei, quien debe dejar el mando en enero de 2024.
Sin embargo, el partido Vamos de Giammattei sería la bancada mayoritaria en el Congreso de 160 escaños, al ganar 40 diputados, según una proyección del influyente diario Prensa Libre. El partido de Torres tendría 27 diputados y el de Arévalo 24.
Ni Torres ni Arévalo promueven legalizar los matrimonios del mismo sexo ni el aborto, que solo está permitido si hay riesgo de vida para la madre.
En tercer lugar de la presidencial quedó el candidato oficialista de derecha Manuel Conde con 7,84%, en cuarto el empresario de derecha Armando Castillo (apoyado por un partido evangélico) con 7,37% y en quinto el centrista Edmond Mulet con 6,78%, según el TSE.
La ultraderechista Zury Ríos, hija del exdictador Efraín Ríos Montt, quedó en sexto lugar, con 6,68%. Ella y Mulet figuraban detrás de Torres en los sondeos previos.
Muchos votos nulos
Hubo una alta cifra de votos nulos (17,41%), cuatro veces más que en 2019, y blancos (6,98%), reflejo del desinterés y desconfianza en el proceso electoral. El voto es voluntario en Guatemala y está prohibida la reelección.
Torres, exesposa del difunto mandatario Álvaro Colom (2008-2012), denunció que el partido oficialista Vamos estuvo «comprando votos» y Mulet también sugirió que hubo anomalías en las elecciones.
También funcionaron centros de votación en 15 ciudades de Estados Unidos, donde viven 2,8 millones de guatemaltecos, pero la participación fue muy baja, según medios locales.
A pesar de los comicios, el sistema democrático navega por aguas turbulentas en Guatemala, con control del gobierno sobre el Poder Judicial, procesos a periodistas, exclusión de candidatos y persecución a fiscales que combatieron la corrupción.
Además, las autoridades electorales y judiciales excluyeron de la contienda presidencial a dos aspirantes: al empresario derechista Carlos Pineda y a la indígena de izquierda Thelma Cabrera, quienes llamaron a votar nulo.
ARÉVALO, EL HIJO DEL EXPRESIDENTE GUATEMALTECO QUE LE QUIERE SEGUIR LO PASOS
Bernardo Arévalo, sociólogo y diputado, dio la sorpresa en la primera vuelta. Es hijo del expresidente Juan José Arévalo (1945-1951).
Sobre sus espaldas recae el legado de su padre, el primer presidente democrático después de décadas dictatoriales y de poner fin a los 13 años del caudillo Jorge Ubico, un admirador de Adolf Hitler que sometió a trabajo forzado a los indígenas mayas.
Nació en Montevideo, Uruguay, en 1958 debido al exilio de su padre en Sudamérica y Francia, luego que fuera derrocado Jacobo Árbenz en 1954 por una invasión fraguada por Estados Unidos.
Árbenz fue el heredero del gobierno progresista de Arévalo, ya que en esa década se creó el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, se dio autonomía a la estatal Universidad de San Carlos y a las municipalidades y se permitió el voto a las mujeres y analfabetos, recordó la agencia AFP.
Además, en esos dos lustros se construyeron un puerto en el Caribe y otro en el Pacífico, también una ruta para unir la capital con el Atlántico y competir con el ferrocarril de la poderosa United Fruit Company, que junto con una reforma agraria que afectaba a la empresa estadounidense, fueron los detonantes para truncar las reformas.
Arévalo, de 64 años, vivió principalmente en Francia y México y llegó a Guatemala a los 15 años. Fue vicecanciller en 1994-1995 y embajador en España entre 1995 y 1996, en el gobierno de fallecido presidente Ramiro de León Carpio.
Durante la campaña electoral como candidato del movimiento Semilla prometió seguir los pasos de su padre para mejorar la educación, reducir la violencia y la pobreza que afecta al 59% de los 17,6 millones de guatemaltecos.
Arévalo, que compite por primera vez a la presidencia, dijo que no legalizará el aborto libre -la legislación actual lo permite solo cuando está en peligro la vida de la mujer- y tampoco el matrimonio igualitario, pero no permitirá la discriminación ni estigmatización por género ni religión.
Al no figurar entre los candidatos favoritos, los sondeos no midieron el antivoto a Arévalo.
TORRES, LA EX PRIMERA DAMA QUE VA POR SU TERCER INTENTO DE SER PRESIDENTA
Sandra Torres disputará por tercera vez en su vida el balotaje por la presidencia de Guatemala. Es la exesposa del fallecido presidente socialdemócrata Álvaro Colom (2008-2012), quien respaldó a la CICIG (Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala), un ente avalado por la ONU que operaba como fiscalía paralela y destapó sonados casos de corrupción entre 2007 y 2019.
«Ya no más papá gobierno, ahora Guatemala va a tener mamá gobierno», aseguró Torres, quien nació el 5 de octubre de 1955 en el municipio norteño de Melchor de Mencos, reseñó la agencia de noticias AFP.
Licenciada en Comunicación, especialista en políticas públicas y empresaria textil, en 2002 se divorció de su primer esposo, con quien tuvo cuatro hijos, antes de involucrarse en política.
Se enroló en la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), partido de centroizquierda que llevó a Colom al poder y que ella dirige ahora.
«Recuérdense que las mujeres somos buenas administradoras. Estiramos el dinero para que alcance en el hogar y yo lo voy a estirar para que alcance en el gobierno», dijo la ex primera dama, de 67 años.
En 2003 se casó con Colom, de quien se divorció en 2011 para poder competir por la Presidencia y no infringir la normativa constitucional que impide que familiares cercanos a los mandatarios en ejercicio sean candidatos, pero la Justicia rechazó su candidatura.
Estuvo detenida en 2019 por supuesto financiamiento irregular en la UNE, pero el caso fue cerrado en 2022.
Torres perdió los balotajes ante Jimmy Morales en 2015 y ante el actual mandatario, Alejandro Giammattei, en 2019.
Un gran desafío para ella es su «antivoto», que llega al 41,4% de los electores, según un sondeo del diario Prensa Libre.
Fuente: Télam.