10 de junio
Finalmente se conoció el nombre de la persona que va a competir en las PASO de Juntos por el Cambio en Ciudad de Buenos Aires. Jorge Macri fue hasta diciembre de 2021 intendente de Vicente López, cuando se tomó licencia para hacerse cargo del Ministerio de Gobierno porteño. El sobrino de Franco Macri le arrebató en 2011, por apenas cuatro puntos, la intendencia a Enrique “Japonés” García, dirigente radical (en los últimos años aliado al kirchnerismo), que había gobernado desde 1987 el distrito del norte del conurbano.
Quien gane las PASO de JxC muy probablemente llegará al edificio de la calle Uspallata en diciembre y definirá las políticas urbanas de, al menos, los próximos cuatro años. Por el lado del radicalismo competirá Martín Lousteau, quien nunca fue electo para un cargo ejecutivo, por lo que por ahora no tenemos muchas pistas sobre su potencial gestión urbana.
¿Qué pistas nos puede dar la gestión de Macri en Vicente López para saber cuáles podrían ser los ejes de sus políticas urbanas si logra cruzar la General Paz?
Si vivís en la Ciudad de Buenos Aires quizás una de las cosas que le envidiás a Vicente López es su relación con el río. Es que un gran parque lineal de casi tres kilómetros de largo por varios cientos de ancho se expande desde el comienzo del municipio hasta la zona de Olivos.
Esto podría significar que si JM asume como jefe de Gobierno privilegiará este tipo de espacio público en la costa porteña y abandonaría el paradigma de los convenios urbanísticos llevados adelante por la gestión Larreta en los últimos ocho años, donde la “vuelta al río” por lo general estuvo diseñada a medida de desarrollos urbanos de lujo al estilo Puerto Madero. Sin embargo, el parque costero de Vicente López (conocido como “vial costero”) antecede a la gestión de JM y su historia es compleja.
Entre gallos y medianoche
Entre la Avenida del Libertador y el Río de la Plata se extendía un terreno amplio donde quienes vivían en la zona se acercaban a tomar mate o comer algo en los austeros -y en algunos casos irregulares- restaurantes con una vista privilegiada. Ya durante la década del 90 se hicieron algunas obras para transformarlo en un paseo costero más transitable. Se trataba de una época en la cual dicho territorio no pertenecía jurídicamente al Municipio, sino al gobierno de la provincia de Buenos Aires.
Pero en 2004 eso cambia. El “Japonés” ya mencionado acuerda con el gobernador de entonces, Felipe Solá, el corrimiento de la línea de ribera por lo que la costanera pasó a ser administrada por el municipio.
Ese mismo año, García empezó a impulsar un proyecto para la costanera de Vicente López que consistía básicamente en generar torres de viviendas y oficinas de lujo, mantener una parte de la costanera como parque público y abrir una avenida (el llamado vial costero) que correría en paralelo a Libertador y haría las veces de continuación de la Avenida Lugones, la autopista que justamente constituye una de las barreras urbanas de la Ciudad de Buenos Aires con su frente costero.
Para eso, una de las cosas que tenía que hacer el entonces intendente era exceptuar del Código Urbanístico del municipio a 140 hectáreas que comprendían la zona del nuevo proyecto para, entre otras cosas, vender tierra pública donde se emplazarían torres de desarrolladores bien conocidos como IRSA (Elsztain) y Ribera Desarrollos (De Narváez, quién construyó el complejo Al Río).
La noche del 23 de diciembre de 2004 es recordada por cualquier persona que vivía en Vicente López en aquel momento. Esa noche se aprobó, a las 4 de la mañana, la rezonificación entre Libertador y el paseo costero y se habilitó la construcción de torres. Las manos levantadas esa noche aumentaron de un segundo a otro el valor del metro cuadrado de esa zona, por aquel momento ocupada mayoritariamente por edificaciones bajas, en varias veces.
La resistencia y el cambio
Lo escandaloso de esa votación probablemente dilató el proyecto, que tenía muchísima resistencia por parte de las organizaciones vecinales, las cuales se volvieron a activar a partir de 2010, cuando empezaron las obras.
Durante ese proceso el proyecto fue mutando por presión vecinal y terminó recuperándose espacio público que se habían apropiado clubes y restaurantes de la zona de forma irregular. Además, muchas zonas verdes que iban a cementarse se mantuvieron. El gran cambio del proyecto, sin embargo, fue que la calle que se abrió paralela a Libertador y a unos 200 metros del río no fue una autopista ni una avenida, sino una calle de velocidad reducida, y que los fines de semana permanecería cerrada al tránsito para que el flamante paseo costero (donde se construyeron baños públicos y otras infraestructuras) pudiera ser disfrutado sin temor a ser atropellado. Muchos desarrollos inmobiliarios de lujo se hicieron realidad pero la sensación general fue que el proyecto finalmente privilegiaba el espacio público y verde en una comuna que ostentaba un bajísimo índice de metros cuadrados por habitante.
La llegada del primo
Sin embargo, en 2011 las elecciones le pasaron factura al “Japonés” García. Aunque por muy pocos puntos, perdió ante un Jorge Macri que hizo campaña denunciando aquellas excepciones al código urbanístico de su antecesor. “Hay algo que va a cambiar. No vamos a seguir desarrollando nuestro perfil urbano por excepciones (…) Las excepciones son corruptas e injustas porque generan corrupción y un mal desarrollo urbano (…)”, decía Macri en este spot. Y remataba: “Quiero asumir un compromiso: si somos gobierno, se acabarán las excepciones en Vicente López”.
Si bien la promesa podía sonar exagerada (las excepciones a un código urbanístico siempre existen porque es difícil que una norma contemple de forma exhaustiva la realidad compleja de un territorio) el precandidato a jefe de Gobierno por el Pro estuvo muy lejos de cumplirla. En sus once años de gobierno se autorizaron casi 400 excepciones que aprueban un mayor FOT (Factor de Ocupación Total) y FOS (Factor de Ocupación del Suelo) al permitido, es decir, más altura. La comparación con su denunciado antecesor no lo deja bien parado: García, que al igual que Macri contaba con mayoría absoluta en el Concejo Deliberante, había aprobado algo más de 300 pero en un período de 24 años.
El mecanismo denunciado por asociaciones civiles y por la oposición es el siguiente: primero se aprueba una obra dentro de la norma, esa obra sobrepasa la altura permitida u otras características establecidas por el código (ante un municipio que no controla) y una vez ya levantada la construcción (e incluso vendidos muchos de sus departamentos) termina aprobándose una “excepción subsistente” por el Concejo Deliberante.
El resultado es un negocio muy bueno para las desarrolladoras que compran barato bajo un código urbanístico y venden caro bajo una excepción al mismo que les permitió construir muchas más unidades que si hubieran respetado la ley. Este mecanismo, claro, está mucho más aceitado entre los grandes jugadores inmobiliarios de fuerte vínculo con las autoridades municipales. Con matices en cuanto su funcionamiento, las excepciones también son moneda corriente en CABA, por lo que Jorge Macri resultaría, al menos en este punto, un natural continuador de las políticas de Horacio Rodríguez Larreta.
El auto sigue siendo protagonista
Además de mayores alturas, estas excepciones permiten, por ejemplo, que los nuevos edificios no tengan la cantidad de cocheras adecuada, algo que después deriva en problemas de estacionamiento y tránsito. Y acá otra de las características de la gestión de Macri, pero en términos de movilidad. Aunque Vicente López tiene características de “ciudad dormitorio” (mucha gente trabaja o estudia en la CABA) la intermodalidad para llegar al tren o al metrobús en bicicleta está poco explorada ya que casi no hay ciclovías al interior de la trama urbana del municipio.
Si bien existe un carril preferencial (poco respetado) sobre Libertador y una nueva bicisenda de 2,5 km. sobre el paseo costero que te mencioné antes, los incentivos a usar el auto en Vicente López siguen siendo muchos y la bicicleta sigue siendo vista como un elemento de recreación durante los fines de semana. De hecho, es justamente durante el fin de semana que Jorge Macri habilitó un carril a los autos en el paseo costero, lo que marca un paso atrás respecto de la victoria vecinal de 2011 que prohibía la circulación de autos durante fines de semana y feriados.
Poca presencia y menos obras
Según el Registro Nacional de Barrios Populares (muy útil el monitor que publicaron) en el partido de Vicente López viven 2.828 familias en villas y asentamientos, aunque algunas fuentes señalan que hay más de 3.000. En Las Flores, el barrio más grande de todos y en el que habitan alrededor de 2.000 familias, casi no hay presencia del municipio y las pocas tareas de reurbanización del barrio las lleva adelante una cooperativa en conjunto con Nación.
Esto se refleja en los números, de nuevo del ReNaBaP. En Vicente López, sólo el 20% de los hogares en estos barrios tienen conexión formal eléctrica y un 27% tienen conexión regular de agua corriente, mientras que en un municipio con un ingreso per cápita mucho menor como Avellaneda esos números son notoriamente más altos: 27% energía eléctrica y 52% agua corriente. La única intervención que podría considerarse más integral por parte del municipio tiene lugar en El Ceibo, uno de los barrios más chicos, donde viven unas 120 familias.
En estos barrios, además, se denuncian cada vez más inundaciones, entre otros motivos, por la cementación del espacio público y la tala de árboles que se dan en zonas aledañas. La oposición denuncia que desde Nación bajan fondos para planes federales de vivienda y créditos para urbanizar barrios pero que el municipio en muchos casos no los tramita o los subejecuta. Es el caso de un plan de obras eléctricas financiado por la Secretaría de Integración Sociourbana de la Nación. Es el caso de un Plan de Obras Tempranas (un centenar de conexiones eléctricas) en el barrio Las Flores que lleva el 8% de ejecución.
Esta escasa presencia municipal en los barrios informales coincide con los trascendidos que surgen de fuentes cercanas a funcionarios que coordinan los cuatro procesos de reurbanización en curso en la Ciudad de Buenos Aires, quienes ya se estuvieron reuniendo desde principios de año con precandidatos a suceder a Rodríguez Larreta. Sin embargo, el interés por interiorizarse y escalar esta política fue muy disímil entre ellos. Jorge Macri no se destacó precisamente por ser de los más interesados en profundizar el camino.
Fuente: cenital.com