15 de agosto
Hoy se cumplen 106 años del natalicio del santo Óscar Arnulfo Romero, pastor y mártir que dio la vida por amor a su pueblo.
El natalicio de Romero debe hacernos reflexionar y ponernos a caminar en la defensa de los derechos humanos que hoy siguen siendo vulnerados.
Óscar Romero nació el 15 de agosto de 1917, en Ciudad Barrios, San Miguel, un hombre que desde joven tuvo la vocación de servir. Hijo de padre telegrafista y madre de oficios domésticos, Romero creció en familia de principios y mucha entrega al prójimo.
Un 11 de enero de 1944, y luego de concluir sus estudios de sacerdocio, ofició su primera misa en su natal San Miguel. Desde ese momento comenzaría a gestar su nombre y legado. «Padre Romero» como era cariñosamente llamado en su primera parroquia en Anamorós, departamento de La Unión.
Pablo VI, el 3 de febrero de 1977, lo nombró arzobispo de San Salvador. Bajo dicho mando, se iniciaba también una guerra civil en el país. Sangre, dolor y persecución fueron los elementos críticos que enmarcaron los tres años al frente de la Iglesia Católica en El Salvador.
El domingo 23 de marzo de 1980, Monseñor Romero pronunció su última homilía, la cual fue considerada por algunos como su sentencia de muerte debido a la dureza de su denuncia. Muchos feligreses opinan que desde ese día, la muerte era cuestión de horas.
Un día después, el 24 de marzo de 1980, mientras oficiaba la eucaristía en el hospital La Divina Providencia, un disparo certero al corazón cegó la vida del que se convertiría en el único Santo, hasta el momento, para El Salvador.
Hoy recordamos su legado, sus palabras y esfuerzo, que con mucho ímpetu, a través de sus palabras, se pronunció dándole voz a los que no poseían voz. Romero, tal y como mencionó él en una ocasión, aunque esté muerto, viviré en el pueblo salvadoreño.
Fuente: ysuca.org.sv