22 de mayo
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva (PT) finalizó su participación en la cumbre de líderes del G7 con una postura considerada de contestación y crítica al poder de los países más industrializados del mundo, que integran el grupo. Para finalizar, Lula criticó la forma en que las potencias enfrentan las crisis geopolíticas y afirmó que es “necesario romper con la lógica de las alianzas excluyentes y los falsos conflictos entre civilizaciones”.
“La multipolaridad que busca Brasil se basa en la primacía del derecho internacional y la promoción del multilateralismo. Volver a representar la Guerra Fría sería una tontería. Dividir el mundo en Este y Oeste o Norte y Sur sería tan anacrónico como inocuo. Es necesario romper con la lógica de las alianzas excluyentes y los falsos conflictos entre civilizaciones”, declaró el mandatario en su último discurso en la cumbre.
La reunión tuvo lugar en Hiroshima, Japón, y comenzó el viernes pasado (19). Participaron líderes y representantes del G7, integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido.
“El mundo ya no es el mismo. Siguen estallando las guerras tradicionales y vemos retrocesos preocupantes en el régimen de no proliferación nuclear, que necesariamente tendrá que incluir la dimensión del desarme. Las armas nucleares no son una fuente de seguridad, sino un instrumento de exterminio masivo que niega nuestra humanidad y amenaza la continuidad de la vida en la Tierra”, dijo.
Hablando de Ucrania, Lula declaró que “ninguna solución será duradera si no se basa en el diálogo” y que es necesario “trabajar para crear espacios de negociación”. “Repudiamos enérgicamente el uso de la fuerza como medio para resolver disputas. Condenamos la violación de la integridad territorial de Ucrania. Al mismo tiempo, cada día que continúa la lucha, aumentan el sufrimiento humano, la pérdida de vidas y la destrucción de hogares”.
Esta posición del presidente llamó la atención de los especialistas en política exterior, porque cuestionaba el poder de los países del G7 en el mundo. Eso defiende el profesor de Relaciones Internacionales y Economía de la Universidad Federal del ABC (UFABC), Giorgio Romano Schutte, quien también es miembro del Observatorio de Política Exterior e Inserción Internacional de Brasil (OPEB).
“Lula dejó claro, por ejemplo, que el foro de debate debe ser el G20, donde los países del Sur global participan en pie de igualdad, y que las decisiones deben tomarse en el foro multilateral de las Naciones Unidas”, analiza Schutte.
En la evaluación del profesor, Lula “cuestionó la legitimidad de los países del G7 para posicionarse como líderes mundiales” y criticó la creación de “alianzas excluyentes y falsos conflictos entre civilizaciones”, que a su vez dificultan la creación de las alianzas necesarias para resolver problemas globales. problemas como las crisis ambientales, la seguridad alimentaria, las pandemias y la paz.
“Lula dijo lo que tenía que decir de forma explícita, entre líneas y gestos no verbales. Sin embargo, se dejó la impresión de que los líderes del G7 hicieron oídos sordos mientras que la opinión pública de los países del G7 está llamada a indignarse por la supuesta falta de voluntad de Lula para reunirse con Zelensky. Todos los líderes del G7 como Lula, reconocen su liderazgo y carisma, les gusta salir en la foto con el presidente, pero esperan que se limite a la agenda que les interesa también”, concluye Schutte.
Contrario a lo comunicado inicialmente, Lula no se reunió con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, para una conversación bilateral durante la cumbre debido a un desajuste en las agendas, según informó.
A diferencia de otros países occidentales, Brasil no estuvo de acuerdo con la imposición de sanciones financieras a Rusia e intenta, en ese sentido, colocarse como un punto de mediación entre los dos países, así como China.
Edición: Sarah Fernandes. Fuente: Resumen Latinoamericano.