23 de noviembre
Se llevó a cabo, con una gran convocatoria, el 5° Congreso Nacional de Arbolado Público con sede en Bahía Blanca organizado por la Asociación Nacional de Arboricultura, la Universidad Nacional del Sur y el Municipio de Bahía Blanca. Los días 10, 11 y 12 de Noviembre personas de distintos lugares del país se reunieron para compartir sus conocimientos científicos, técnicos y legales con el fin de mejorar la gestión y promover la protección del arbolado urbano y periurbano.
El comienzo del congreso fue en el Teatro Municipal, al llegar se veían personas charlando con entusiasmo, colegas encontrándose plasmando abrazos y de fondo un puesto con semillas y plantines de algunas especies arbóreas, todo el panorama muy ligado al tema convocante: el bosque urbano, o como muchos lo llaman, la infraestructura verde.
Transitamos por diferentes temáticas que estuvieron estructuradas en 3 ejes principales: gobernanza/educación, bosque urbano y arboricultura. A partir de estos se desglosaron múltiples trabajos realizados por quienes aprecian y valoran el arbolado en las ciudades y zonas cercanas a ellas. Los trabajos se pueden leer en el Libro del Congreso que se encuentra en la página del mismo: https://www.congresodearboladouns.com/2022/
Gobernanza y normas que regulan el Arbolado Urbano
En líneas generales, quienes participaron en este eje temático apuntan al trabajo conjunto de diversos actores que intervienen en la gestión del tan preciado arbolado. Para que los árboles en las ciudades brinden servicios ecosistémicos es necesario que se den una serie de condiciones, principalmente un contexto político favorable sumado a ello es indispensable que la sociedad reconozca y valore los bosques urbanos y los servicios ecosistémicos que estos nos brindan, el tercer actor importante es la universidad con compromiso en el territorio y que puede actuar como nexo entre las partes a través de proyectos de investigación y extensión. A modo de resumen, no es posible preservar y fomentar nuestro arbolado urbano en solitario, problemas colectivos requieren de acciones colectivas y en el territorio.
Las normas legales como reguladoras de las diferentes prácticas que se realizan en el arbolado urbano también estuvieron presentes. Investigadores/as de Bahía Blanca proponen un modelo de ordenanza el cual puede replicarse en diferentes municipios del país. Este modelo incluye un régimen de promoción que premia mediante la bonificación al vecino/a que mantiene correctamente los arboles sobre su frente y por el contrario sanciona con un aumento de tasas municipales al vecino/a que infringe la Ordenanza Municipal.
Es importante destacar que en Argentina no existe una ley nacional marco para el arbolado público. Algunas provincias poseen leyes para su territorio, tal es el caso de Mendoza, Tucumán, Salta, Santa Fe, San Juan, San Luis, CABA, Chaco y Buenos Aires. Además la mayoría de los municipios de localidades y ciudades argentinas no cuentan con normativa para la gestión del arbolado urbano que ordene las actividades a llevarse a cabo y las sanciones ante conductas perjudiciales para los árboles.
Educación sobre el arbolado
En las diferentes temáticas ambientales es importante la educación ambiental, parece repetitivo, pero es una herramienta fundamental, es por eso que muchos de los trabajos de arbolado urbano estuvieron orientados a evaluar distintas estrategias de enseñanza, sensibilización, difusión y creación de material didáctico para llegar a los/las habitantes que son quienes en última instancia van a cuidar el árbol de la vereda o el árbol que se encuentra en el espacio verde que utiliza para recrearse.
Así en la ciudad de General Pico, La Pampa se desarrollaron dos recursos multimediales para promover el conocimiento y la valoración del arbolado. Así se creó un sitio web y una aplicación que contienen información descriptiva de las especies arbóreas de la ciudad, un listado de “árboles protegidos”, recomendaciones para plantación de árboles y detallan la ordenanza municipal.
Es destacable el Proyecto Arbórea de La Plata que realiza prácticas artísticas-ambientales a través de expediciones con habitantes de la ciudad en donde la vereda se convierte en aula a cielo abierto, tiene como objetivo visibilizar, descubrir, conocer y preservar los árboles. La caminata por las veredas de la ciudad con vecinos/as de diferentes edades se convierte en una vía hacia lo participativo y comunitario.
Las universidades nacionales de distintas ciudades argentinas llevan adelante proyectos que involucran el arbolado urbano. Un ejemplo de lo anterior es el proyecto de extensión de “El arbolado urbano como patrimonio natural y cultural” de la Universidad Nacional de La Pampa, que tiene como objetivo generar un sentido de pertenencia en los/las habitantes del territorio público (espacios verdes y veredas) a través de la valoración y el cuidado de los árboles. Por otra parte, en el marco del voluntariado universitario, la Universidad Nacional de Santiago del Estero junto al colegio agrotécnico desarrollaron el proyecto “el vivero: un aliado para la educación ambiental” en el cual planificaron y pusieron en funcionamiento un vivero de plantas arbóreas, dicho proyecto fortaleció la unión entre la Universidad y la comunidad.
Bosque Urbano
Se plantearon propuestas para la creación y el mejoramiento de distintos espacios verdes del país. Tal es el caso de la intervención paisajística en los espacios al aire libre de una escuela primaria de San Miguel de Arcángel (Buenos Aires), en donde se diseñó el espacio verde teniendo en cuenta las demandas de la comunidad educativa.
Algo parecido se desarrolló en la localidad de Carhué (Buenos Aires) en donde se diseñó un corredor verde en un sector ferroviario en desuso, dicho corredor funcionaría como pieza de articulación entre diferentes sectores de la localidad dotando de nuevos usos y servicios a la ciudad y su comunidad.
Otra propuesta paisajista involucró especies nativas de la ciudad de Bahía Blanca, en este proyecto se diseña un espacio verde de una hectárea arbolado con plantas nativas para disminuir los costos de mantenimiento, dado que las especies nativas se encuentran adaptadas al ambiente local y por ende no demandan tantas tareas de riego.
Bosques urbanos y servicios ecosistémicos
Se expusieron estudios realizados sobre los diferentes servicios ecosistémicos que nos brindan los bosques urbanos, entre ellos se comprobó en la ciudad de Mendoza que los árboles urbanos pueden modificar las condiciones microclimáticas, atenuando los extremos térmicos y disminuyendo la evaporación.
Además, en un estudio realizado en Bahía Blanca, se demostró que el arbolado urbano es capaz retener en sus hojas partículas de origen antrópico (industria y automóviles) y de origen natural (erosión eólica) que son perjudiciales para la salud humana, brindando así una limpieza del aire en las ciudades. Estos increíbles seres vivos son capaces de brindarnos tantos beneficios que pasan desapercibidos pero que incrementan la calidad de vida de quienes habitan en las ciudades.
Arboricultura: censo y riesgo
En muchas de las localidades argentinas se realizaron censos de arbolado urbano, instrumento informativo fundamental para gestionar de manera adecuada la infraestructura verde. Este hecho es esperanzador dado que expone el creciente compromiso de profesionales para diagnosticar el estado que se encuentra el arbolado, su composición y lugares donde es necesario colocar arboles nuevos, entre otros.
Se expusieron trabajos de evaluación del riesgo de los árboles. Aquellos árboles con posible fractura de ramas o caída del árbol implica un riesgo para las personas y construcciones que se encuentran cerca del árbol en cuestión, por ellos muchos/as profesionales analizan el riesgo de las masas arbóreas y determinan intervenciones para disminuir el riesgo y que no se traduzcan en tragedias.
Considerando el gran aumento de población en las ciudades y la actual crisis climática es urgente gestionar de una manera adecuada los bosques urbanos porque si mejora el arbolado urbano mejora la habitabilidad en las ciudades y en consecuencia la calidad de vida de quienes vivimos en ellas.
Fuente: La Política Ambiental.