Política

Ángela Lerena: “Mi tenacidad me trajo hasta acá”

27 de diciembre

“Gracias, gracias. Gracias a mi familia, a mis amigos, a los papis y mamis del cole, a todos. A mis hijos, gracias, no es fácil que mamá se vaya cuarenta días de casa, y ellos se lo bancaron”, decía Ángela Lerena, entre lagrimas, después de agotar los calificativos para el equipo de Lionel Scaloni que acaba de alcanzar la gloria después de 36 años. Ángela también llegó. Argentina salía campeón del mundo, como en el 86 con Diego, ahora con Messi, y ella comentaba su primer Mundial.

18 de diciembre de 2022. Una fecha que quedará marcada en la memoria colectiva de un país que disfrutó del buen juego y los goles durante 60 minutos en la final ante Francia, sufrió un empate inesperado, un suplementario y los penales, y al final festejó. Pero la historia de Ángela no empieza acá, sino bastante antes: en los recreos del cole, cuando se prendía a los picaditos que organizaban sus compañeros varones; en el living de su casa no futbolera, cuando miraba los partidos en soledad; en las primeras visitas a la cancha, cuando todes se preguntaban: ¿qué hace acá?

–¿Cuándo y cómo empezó este sueño?

–Mi sueño no era comentar en un Mundial, mi sueño era vivir del periodismo deportivo. Era mucho más modesto, y lo cumplo desde 1995, cuando conseguí mi primer trabajo pago. Una vez que lo cumplí, surgieron otros sueños y así voy de sueño en sueño. Comentar un Mundial donde Argentina sale campeón nunca se me hubiera ocurrido soñar, algo tan inmensamente grande no me lo esperaba. A la Ángela de los 12 le gustaría saber esto. Mi tenacidad me trajo hasta acá. Yo podría haber abandonado este sueño miles de veces porque todo indicaba que no era para mí, todos me lo decían: ‘Nunca vas a poder, nunca lo vas a lograr’. Pero yo insistí.

–¿Cómo era Ángela a los 12 años? Seguramente es motivador para muches niñes que sueñan hoy con cosas que parecen imposibles.

–Yo era una nena futbolera. Nadie sabe bien por qué, porque a mí nadie me regaló ni una pelota ni una camiseta, nunca nadie me llevó a la cancha ni me hablaba de fútbol, pero a mí me empezó a gustar el fútbol. Creo que influyeron mucho los mundiales del ’86 y el ’90, por eso estoy tan contenta de que Argentina haya salido campeón, porque eso activa el rayo futbolizador y ahora un montón de nenes y nenas van a coparse con el fútbol gracias a la Scaloneta. Como me pasó a mí en mi infancia. Era como un bicho raro, sin maldad, pero siempre me señalaban que era una nena. De chica me gustó, empecé a leer la parte deportiva del diario, a jugar en los recreos con mis compañeros, era la única entre todos los varones. Me crié entre varones y después trabajé con varones siempre. Por eso generalmente sé cómo piensan y por dónde entrarles con la perspectiva de género. ¿Cómo vas a la cancha? Es raro. ¿Cómo hacés para ir? ¿Cómo vas a volver? ¿No hacen pis todos por cualquier lado? ¿Qué hacés ahí? Siempre me hacían estas preguntas cuando empecé a ir a la cancha, ya estaba acostumbrada. Y cuándo decidí dedicarme al periodismo deportivo me decían: ¿De qué vas a trabajar? Y, la verdad, fue difícil al principio porque no me mandaban a cubrir fútbol, me mandaban a cualquier otro deporte y yo quería hacer fútbol. Hasta que paso a paso una se va a haciendo un lugar.

–Si bien el feminismo nos permitió ocupar muchos espacios antes negados, todavía nos resulta difícil romper con el mandato de abandonarlo todo por la maternidad. ¿Cómo hace Ángela para seguir sus sueños profesionales sin ser una ‘mala madre’?

–Primero hay que tomar la decisión de, además de ser mamá, seguir construyendo tu trabajo, tu carrera, tu profesión… tu sueño, el que sea. Lo primero es animarse a irse, a estudiar, a formarse. Dedicarle tiempo al trabajo. Y ése es un trabajo en sí mismo que hacemos muchas, el de despegarnos del estereotipo de mamá. Del prejuicio de pensar que el tiempo que se le dedica al trabajo, se quita a los hijos; si está invirtiendo en su carrera es de mala madre. Por eso es importante dar ese mensaje: se puede ser una buena madre, estar presente y aun así organizarse para dedicarle tiempo a nuestra formación o labor profesional o nuestro hobbie. Mis hijos sufrieron un poco porque me extrañaron, lloraron y varias veces me pidieron que volviera. Ahora incluso me preguntaron por qué la Selección volvió y yo no volví todavía. Pero bueno, ellos también aprenden que mamá tiene su vida, sus propios sueños, su mundo. Siempre vuelve mamá. Cuando me fui a Qatar les dije: mamá se va a cumplir un sueño y vuelve. Y les dejé escrito en el espejo del living con marcador «Ustedes vienen conmigo, siempre estamos juntos». Les dije eso, y es así.

–En tu estadía en Qatar habrás leído y escuchado mucho: ¿Cómo hiciste para dejar a tus hijos? ¿Cómo hace el padre para cuidarlos tanto tiempo? Además de tu hazaña laboral, visibilizaste la importancia de las tareas del cuidado que realiza una mujer en una casa, la red de contención que necesita para cumplir sus sueños.

–Dejar a los hijos 40 días requiere una red de contención, de acompañamiento seguro para cualquier mamá. La figura de padre presente, compañero, que esté a la par es fundamental, al menos para mí. Es él quien tiene que aceptar, creer que es justo ocuparse de sus hijos durante ese tiempo. Y eso requiere mucha deconstrucción, porque seguramente le digan pollerudo y tantas cosas más. Pero el varón tiene que pensar: ¿por qué yo puedo desarrollarme profesionalmente y ella no? Y desde ahí actuar en consecuencia para tener las mismas condiciones y posibilidades. En esa red de contención está el padre, la familia, abuelas, abuelos, tíos y hasta mamás y papás del cole, pero también es necesario tener las posibilidades de pagar una niñera. Hay aspectos de esta red que requieren de dinero y no todas las mujeres lo pueden hacer.

–Fuiste la primera mujer en comentar un partido de la Selección en un Mundial y con Lola del Carril fueron la dupla a cargo del partido entre Suiza y Camerún. Muchas primeras veces y mucha novedad. Pero también estuvieron las críticas.

–Cada vez que entrábamos a la cancha era una novedad. Hay público que está preparado para escucharnos y otro que no, pero la única forma de cambiar esa resistencia es haciéndolo. Por una cuestión cultural, el futbol está asociado a los varones, pero es eso, cultural, no hay ningún impedimento biológico para que las mujeres no lo juguemos, no lo dirijamos ni lo comentemos igual que un varón, es cuestión de que la cultura empiece a transformarse y es lo que estamos haciendo. Es hora de que se vayan acostumbrando a nuestra presencia en las canchas, los estudios y las cabinas de transmisión. Yo hace muchos años que trabajo en el periodismo deportivo, hace 27, y con todas las mujeres que venimos trabajando lo que hacemos es ir acostumbrando el oído del público, sobre todo a los más jóvenes, a todos los que están abiertos a cosas nuevas. Una mujer lo puede hacer igual o mejor que un varón. Después tenés gente que se niega, que no quiere, que se resiste a escucharte. Dicen que las voces femeninas no van con el fútbol, que justo todas las mujeres somos malísimas para relatar, para comentar. ¡Justo todas son malas, che! Es cuestión de tiempo y las cosas van a ir cambiando porque el mundo avanza hacia una inclusión de las mujeres y eso no se puede detener. Y no avanza solo, avanza porque nos unimos, nos acompañamos, en el Mundial todas nos ayudamos.

–¿Cómo fue la convivencia con tus colegas?

–Yo vivía con compañeras de DeporTV y nos turnábamos para cocinar, nos ayudábamos en todo, éramos compañeras, sin competencias ni divismos. Así como el feminismo nos enseñó. Yo, a lo largo de mi carrera, siempre que puedo dar una mano a una mujer lo hago, siempre que una se equivoca y pide ayuda para sostenerse ante las críticas, que son muchas, nos acompañamos. Trabajamos así hace muchos años, y así seguiremos. Sofía Martínez, Lola del Carril y yo dimos todo. Al igual que nuestros compañeros varones, hicimos aportes profesionales importantes en este Mundial. Cada uno y una le dio su impronta a este trabajo, no hay punto de vista masculino y femenino, hay profesionales diferentes y todos valiosos. Quedó claro que se puede elegir indistintamente, sin depender del género, gente diversa y variada, que aporta diferentes puntos de vista.

–El camino que tu generación abrió hoy está rindiendo sus frutos. ¿Te sentís un poco responsable de las miles que se animan al periodismo deportivo, a ser protagonistas afuera y adentro de la chancha?

–Sé que desde empecé a trabajar en esto muchas mujeres sintieron que lo podían hacer, por el hecho de ver una mujer haciéndolo, me lo cuentan muchas de ellas que hoy son periodistas. Al principio éramos un puñadito de mujeres hablando de fútbol, ahora ya no somos pocas, cada vez somos más y me encanta. Las que estamos desde hace años abrimos puertas, sin dudas, pero ya hay una nueva generación que está haciendo nuestro camino: somos muchas y eso está buenísimo. Por supuesto que los nenes y las nenas cuando nos ven en una cancha o en un estudio, se animan a soñar con eso. Hay un camino trazado, pero siempre se puede hacer más. Está bueno que tengamos lugares de más calidad, porque cuando yo empecé se nos asignaban roles más decorativos, no tanto al análisis, sino dispuestos a nuestra simpatía, carisma y cuestiones estéticas. Eso lo fuimos revirtiendo y ahora hay muchas mujeres abriendo puertas. Las más grandes le abrimos puertas a la generación nueva y esta nueva ya multiplica esa apertura. Y hoy hay muchos niñes que ya saben que las mujeres también hablan de futbol.

–Argentina campeón del mundo con un Lionel Messi levantando la copa después de tantos intentos. ¿Qué sigue a este sueño cumplido? ¿Cómo ves a la Scaloneta en los próximos desafíos futbolísticos que se vienen?

–La vara que puso la Selección es la del buen juego, y de entrega. Vos sabés que este equipo va a tratar de jugar bien, de ser protagonista, de tener un juego asociativo, de tenencia de pelota, ambicioso en la búsqueda del arco rival, va a dejar la vida para lograrlo. Los resultados van por otro lado, depende de muchos factores, pero lo que tenés que garantizar es la entrega y la ambición para jugar. Eso el equipo que nos mostró Scaloni lo da. Lo vamos a tener porque la mayoría de los que ganaron este Mundial tienen edad para estar en el próximo, además hay otros jugadores que quedaron afuera que también tienen futuro. Ahora ya empiezan las Eliminatorias y empezamos de nuevo; aunque Argentina no las tenga que jugar para quedarse, las va a jugar y con todo. Eso es lo que tiene el fútbol, que es cíclico: que se renuevan las ilusiones, empezamos a soñar que en el Mundial que viene podamos repetir victoria. Pero paso a paso, porque el fútbol es todos los días, no cada 4 años. Yo vuelvo a mi trabajo diario, al futbol argentino, y vuelvo a mi sueño de chiquita, que es vivir de esto. Mientras eso suceda, yo contenta. Lo que yo quiero hacer es estar en las trasmisiones, que es lo que más me gusta. No necesito finales del mundo, voy paso a paso, disfrutando de esto que es lo que me gusta, lo que siempre soñé: mirar fútbol y que me paguen por mi trabajo.

Fuente: Revista Crítica.

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