30 de agosto
Lichita es hija de Carmen Villalba, militante comunista detenida en la Cárcel del Buen Pastor, a pesar de haber cumplido ya el año pasado una condena de 17 años.
Toda la persecución a la familia Villalba, tiene entre otros objetivos castigar la participación de varios de sus integrantes en el EPP. La crueldad con la que se ejecutó a las niñas, se desapareció a Lichita, y se maltrata en la cárcel a Laura, pretende naturalizarse como ejercicio de violencia brutal por el sólo hecho de ser hijas o hermanas de insurgentes, a quienes tampoco respetan derechos en los modos de ser juzgados, condenados y en las condiciones de detención.
Sin posibilidades de regresar, de alimentarse, sin agua, el grupo estuvo moviéndose con dificultad buscando a Lichita. En ese interín, la policía capturó a Laura el 23 de diciembre. Las otras dos primas, Anita (hermana melliza de Lichita) y Tamara, pudieron escapar y regresar a la Argentina, con lo que la familia supo de los sucesos dolorosos vividos durante los meses en los que estuvieron perseguidas por la fuerza militar policial.
Los medios de comunicación hegemónicos se encargaron de construir una versión distorsionada, mentirosa, de acuerdo con el discurso del entonces presidente, Mario Abdo Benítez, quien el mismo día del crimen de las niñas hizo declaraciones en las que aseguraba que celebraban haber abatido a dos peligrosos guerrilleros. Los militares se apuraron a enterrar los cuerpos de las niñas, pero antes los vistieron con ropaje guerrillero para avalar esa historia, y luego ese ropaje fue rápidamente incinerado, con la excusa del COVID. Prácticamente se impidió el acceso de la familia a toda investigación sobre lo sucedido.
Fue una gran lucha la realizada por la familia Villalba para demostrar que los “peligrosos guerrilleros abatidos” eran dos niñas de once años, quienes habían sido capturadas, torturadas y asesinadas por los “valientes militares”. Después que se desmintiera esa versión, se intentó instalar que las niñas eran combatientes del EPP, que habían sido reclutadas por Laura. La responsable en esta historia de la muerte de las niñas, según el gobierno paraguayo, sus tribunales y sus medios de comunicación, no son los que las asesinaron, sino sus madres, Laura y Myrian (mamá de Lilian Mariana, que tuvo que pedir refugio político en Argentina). Es por eso que se afirma que Laura está presa por maternar.
Explica su abogado Salvador Sánchez: “Laura tiene dos juicios pendientes. El primero es por “violación del deber de cuidado, educación y violencia familiar”, y el otro por “asociación terrorista, tentativa de homicidio y portación de armas de guerra”. En la primera causa tiene una expectativa de pena de 10 años. En la causa mayor tiene una expectativa de pena de 30 años. Para nuestra defensa, a Laura la están llevando a un juicio sin las mínimas garantías jurídicas, porque nunca se pudo probar su participación en ningún hecho punible de los que se le atribuyen. Su detención pasa por cuestiones políticas más que jurídicas. Le están montando causas, en su afán de querer resolver el problema de la desaparición de Lichita, más la muerte de las dos niñas, producto de operativos hechos por el estado paraguayo”.
Comenta Laura Tafettani, de la Gremial de Abogadas y Abogados de la Argentina: “En la causa por incumplimiento de deberes familiares y violencia familiar”, la acusan de que ella expuso a las nenas al llevarlas a un campamento guerrillero. Esa es básicamente la denuncia, por más que está claro –y contemplado en el Convenio de Ginebra- que a los hijos e hijas de insurgentes, se les debe garantizar espacios de comunicación con sus padres y madres. Como esto no sucede, para preservar su derecho a la identidad, no tienen otro modo que llevar a los chicos a refugios creados para ese fin por el grupo insurgente. No los pueden llevar a Asunción a un McDonald’s. En la causa por terrorismo, acusan a Laura de ser enfermera del EPP. Es una causa que tiene muchos vicios, es muy grotesca, comenzando porque cuando la detuvieron, no había orden para hacerlo, trucharon las fechas en el expediente, y recién al día siguiente “encontraron una mochila con armas”. El proceso fue irregular desde el comienzo. Cuando se eleva a juicio, a la defensa de Laura no le aceptan prácticamente ninguna prueba, se aceptan las de la fiscalía”.
Gustavo Franquet, integrante también de la Gremial de Abogados y Abogadas de Argentina, explica la lógica de crueldad: “A partir del asesinato de María Carmen y de Lilian Mariana, el resto del grupo de niñas y Laura fueron perseguidas durante meses por el ejército, que sabía perfectamente –como reconocen los agentes de Inteligencia- que eran precisamente niñas. No tenían preparación ni posibilidades de sobrevivencia en esas condiciones. Cuando Laura fue capturada, como puede verse en las fotos, estaba desnutrida. Dos años y medio después, no hay ni el más mínimo indicio de que vaya a haber justicia con los asesinos de su hija y sus sobrinas, y a ella la están juzgando por dos acusaciones falsas y una de ellas es ésta, aberrante, en la que pretenden responsabilizarla por la muerte de su hija”.
Delegación humanitaria visita a Laura Villalba, y viaja como veedora del primer juicio
Entre los días 22 y 25 de agosto, una delegación integrada por activistas de derechos humanos, feministas, gremialistas, integrantes de movimientos populares de Argentina, periodistas, viajó a Paraguay. En distintos días se visitó a Laura en la prisión de San Juan Bautista, Misiones, Paraguay, donde permanece en reclusión total 23 de las 24 horas diarias. Además del duelo por el crimen de su hijita, María Carmen, ella también está sufriendo el aislamiento, y la tortura sicológica que implica la reclusión, el control permanente sobre sus actos, y el estar separada hace ya dos años y medio de sus dos hijos y dos hijas, que viven en Argentina. Sin embargo, busca fuerza en la memoria, en el ejemplo de la valentía de su mamá, de sus hermanas y hermanos, de los niños y niñas de la familia, para atravesar esta situación con dignidad y firmeza. Está clara que es rehén del régimen neostronista, debido a que es la principal testigo del crimen de las niñas. Quieren desmoralizarla, quebrarla, golpearla subjetivamente, pero no lo han logrado. Sabe que no está sola, y que distintas colectivas y organizaciones de todo el continente están pendientes de su situación.
El juicio finalmente no se inició. El 23 faltaron al mismo las integrantes de la Fiscalía, sin dar ninguna explicación consistente. Al retomarse el día 25, a la luz de estas situaciones, los Abogados de la Defensa recusaron al Tribunal debido a la parcialidad manifiesta a favor del Ministerio Público, ya que además de rechazar algunas de las pruebas presentadas por la Defensa, el Tribunal no le exigió a la Fiscalía la entrega de una prueba fundamental que había solicitado la Defensa: la carpeta donde consta la investigación sobre el asesinato de las niñas, que el Juzgado de Garantías había admitido en la Audiencia preliminar. De este modo, el Tribunal violó el legítimo derecho a la defensa, un principio fundamental en el derecho penal paraguayo y en la Constitución Nacional.
El 2 de septiembre, tres años después del crimen, los movimientos populares en distintas ciudades y países convocan a manifestarse para gritar una vez más: ¡Eran Niñas! Para exigir justicia por Lilian Mariana, María Carmen, la aparición con vida de Lichita. Para demandar absolución y libertad para Laura Villalba. Para exigir también la libertad de Carmen Villalba y que cese la persecución a la familia Villalba y a todos los presos y presas políticas del Paraguay.
En tiempos en los que galopa el individualismo, el egoísmo y la desesperanza, es imprescindible llenar las paredes con estos gritos, para enfrentar las mentiras de la prensa del régimen, y ocupar con el reclamo de Verdad y Justicia los territorios de la solidaridad, el abrazo, la lucha colectiva, contra el aislamiento, la mentira, y el silencio.
Fuente: ANRed.