25 de agosto
Las elecciones de este domingo dejaron como resultado el paso a segunda vuelta de la candidata correista Luisa González (33,6%) y del derechista Daniel Noboa (23,4%). El 15 de octubre definirán en segunda vuelta quién será la o él próximo presidente, por poco más de un año, para completar el periodo del fracasado gobierno de Guillermo Lasso. También en las urnas se expresó el contundente triunfo de la propuesta para prohibir la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní y minera en el Chocó Andino, en Quito. Entrevistamos a Lenin Sarzosa, abogado de la Conaie y parte del equipo de Leonidas Iza, el presidente de la organización indígena más importante de Ecuador.
De acuerdo a Sarzosa hay tres claves en la elección del domingo. La primera es el triunfo de las consultas de temática ambiental, lo que de acuerdo al abogado marca que la cuestión antiextractivista tiene una fuerte relevancia en el país. El segundo elemento que destaca fue la sorpresiva elección de Daniel Noboa, como un personaje que logró aglutinar el voto anticorreísta y de derecha.
Y el tercero es la persistencia de un voto duro correísta. Esto ocurre, según Sarzosa, porque “han logrado mostrarse como la oposición clave frente al gobierno neoliberal de Lasso, disputando la vocería de izquierda junto con el movimiento indígena, que es quien da el golpe al neoliberalismo en 2019 y en 2022”. Del mismo modo, considera que esta elección también muestra los límites del progresismo; “se demuestra que tienen un techo, marcado por las mismas líneas rojas que trazó el correísmo. Uno que se visibiliza perfectamente es el tema del extractivismo: mientras gran parte de la sociedad ecuatoriana está en defensa del Yasuní y el Chocó Andino, el correísmo se mantuvo al margen y en la última semana le dio la espalda a la consulta. Y ya vemos que la consulta tuvo mucho más votos que la candidatura presidencial más votada. Los sectores progresistas aliados al correísmo tienen ahí un punto de análisis fuerte que resolver”.
-¿Qué sectores representa Daniel Noboa?
Daniel Noboa, es hijo de Álvaro Noboa, y nieto de Luis Noboa Naranjo, magnates del banano en Ecuador. El grupo Noboa, controla todo el sector agroexportador de la costa, y tiene un conglomerado de 200 empresas. Lo que estamos viviendo es un giro en la derecha, desde Lasso que viene del sector capitalista financiero, al sector capitalista agroexportador, del que proviene Noboa, que creció haciendo uso del Estado.
-Los temas principales de la campaña, como la seguridad y el narcotráfico se han recrudecido durante el gobierno actual, sin embargo el posible triunfo de Noboa sería una continuidad de los gobiernos de Lenin Moreno y Guillermo Lasso.
Estamos ante una situación compleja. Tenemos un proyecto neoliberal desde Lenin Moreno que fue truncado por las movilizaciones de 2019, en donde prácticamente lo que se cae es un paquete de intención de ajuste del FMI. Luego tienes el 2022, donde se cae la segunda carta de intención del FMI, a través de Lasso. Entonces tienes un neoliberalismo que se intenta instaurar pero con dificultades sociales. El neoliberalismo ecuatoriano es un proyecto en crisis, que no se logra consolidar por la arremetida social, y porque no encuentra los intérpretes necesarios. No hay un proyecto de la burguesía nacional para poder instaurarlo. El asesinato de Fernando Villavicencio se enmarca en una crisis de seguridad que se produce también por el debilitamiento del estado y la infiltración de la mafia en sectores de la política. Obviamente esto marcó el tablero electoral y le dio un giro a la elección.
Pero sin duda en estas elecciones es la izquierda que pierde, mientras el bloque de derecha se ve fortalecido en el parlamento. Esto nos habla de una contradicción entre el desgaste y la lucha que ponemos en las calles y lo que logramos a nivel electoral. Y eso ocurre en gran medida por esta idea de correísmo/anticorreísmo que la trabaja principalmente la derecha, lo que les permite licuar las distintas corrientes. La tesis de Leonidas Iza es poder salir de eso. La segunda ola de progresismos en América Latina encuentra enormes límites, se topa con contradicciones en cuanto a la autonomía de las organizaciones y los movimientos sociales, no toca los grandes capitales y se basa en la explotación de los territorios. Esa es una perspectiva que tenemos que debatir y superar. Pero de momento no hay un proyecto que logre dar la cara y se consolide, por eso aparece un outsider como Noboa, que también viene de la derecha, pero la gente lo ve como menos vinculado a los partidos políticos, y logra aumentar su votación.
-No existía en la elección una candidatura clara de la izquierda. ¿Fue un error no llevar al presidente de la Conaie, Leonidas Iza, como candidato?
No, yo creo que fue una decisión acertada. El partido Pachakutik, que es el brazo electoral del movimiento indígena está secuestrado por la derecha, y de ahí el desastre de su votación. Aunque Leonidas Iza contaba con un bagaje de luchas y mucha aceptación nacional, no tenía condiciones al interior del partido. Y ahí lo que Leonidas hace es optar por llevar adelante una campaña por las consultas ambientales, y al mismo tiempo iniciar un proceso de renovación ideológica y de cambio en las estructuras de Pachakutik, que le permitan al partido volver a reconducirse como una opción que represente a la izquierda y a los sectores populares, en una candidatura en 2025.
-Yaku Perez pasó de tener el 19% al 3%. ¿Por qué se explica esto?, ¿significa que a fin de cuentas sí era necesario el apoyo de Pachakutik y el movimiento indígena?
Yaku Pérez levantó su candidatura pretendiendo mostrarse como parte del movimiento indígena, pero apoyado por partidos tradicionales, algunos de izquierda, como Unidad Popular, y otros alejados de los sectores populares, como el Partido Socialista. También lo apoyaba el sector de derecha de Pachakutik. Entre todos, no llegaron a obtener el 4% de la elección, es una situación muy dura para ellos a razón de que intentaron instalar la idea de que la votación en elecciones anteriores era por un acumulado de la figura de Yaku Pérez. Ahora está demostrado que sin la estructura del movimiento indígena, sin la estructura amplia de los sectores populares que este aglutina, es imposible disputar una candidatura.
-¿Qué significan las victorias en las consultas sobre el Yasuní y el Chocó Andino?
Es un triunfo popular importante, que fue liderado por organizaciones juveniles, ambientalistas, espacios feministas, sindicatos y el movimiento indígena. Plantea que el antiextractivismo y la protección de los territorios están al mismo nivel de importancia que los temas económicos, de seguridad y empleo. También plantea una discusión muy importante sobre la desigualdad, porque la propuesta del Yasuní es que lo que económicamente se va a perder de la explotación petrolera del bloque 43, se va a cubrir con impuestos a las ganancias extraordinarias de los grandes capitales.
Es el inicio de un debate importante, el Yasuní demuestra los límites del correísmo y la derecha, y la disputa de los grandes capitales versus la sociedad en general. Eso queremos continuarlo, discutiendo la deuda externa. El estado ecuatoriano tiene que dar un paso adelante en esto, porque mientras se mantenga la deuda externa de los países periféricos, la única forma de pagarlo es saqueando sus territorios.
-A pesar del enorme triunfo de la consulta popular, existieron sectores en la izquierda y el progresismo que no apoyaron la defensa del Yasuní.
Hay una contradicción grande en eso. Daniel Noboa, por ejemplo, se pronunció a favor de la defensa del Yasuní, y al mismo tiempo, como tu dices, algunos sectores progresistas y de izquierda, incluso, se toparon con líneas rojas. Nosotros creemos que el extractivismo es una tara colonial que debe ser superada, y ese es un debate instalado. Si gana la derecha, el movimiento indígena encabezado por Leonidas Iza, va a seguir en sus frentes de resistencia, sabiendo que un posible gobierno de derecha va a ser una continuidad de estos que hemos tenido.
Y del otro lado, hay una izquierda que propone afectar a los grandes capitales para así conseguir redistribución de la riqueza y bajar la presión sobre los territorios. Y hay otra izquierda que propone no tocar los capitales y seguir afectando los territorios. En esa discusión instalada se juega el futuro de los debates de los sectores populares.
Fuente: ANRed.